- ¡Esa Peludona! ¡Salid a Jugar!

Sé muy bien, te gusta jugar
a las muñecas a pesar de tu edad
y tú princesa en un cuento sin final.
De niño nadie quería jugar conmigo...
Todas las tardes acomodaba mis juguetes esperando que llegaran los vecinitos a jugar... y nada.
No me hablaron ni cuando cayó la pelota en mi patio en la final de la cascarita de la cuadra.
El colmo fué cuando nadie fue a mi linda fiesta de cumpleaños... (Los amigos imaginarios no cuentan, sospecho que huían los cabrones...)
Entonces mi papá tuvo una idea genial, y tuve una infancia llena de amiguitos.
A Desireé le sigue llegando su cheque mensual.