Hoy no me puedo levantar
Mis pies de tamal oaxaqueño,Mis rodillas de pinole,
Mis nachas de gelatina Jello,
Mi cara de pambazo,
Mis greñas de fideo chino,
Mis nervios hechos capirotada
Hoy me siento como “Buffet Charro”… pura riata.
Recuerdo como entre sueños la llamada de mi fiel Desiree-Less exigiendo que la llevara al baile, que a pesar de nuestra casi total misantropía, era mucho descaro vivir en Acapulco y no darle a nuestro cuerpo alegría Macarena.
- Yo se que al final acabamos bebiendo como cosacos, fumando como murciélagos, bailando como cabareteras, gritando como ardidos, y nunca se nos acerca nadie… pero esta noche tendremos una invitada especial que nos alegrara la noche con su exótico baile.
- Ora pues, pero pasas por mí.
La invitada de Desiree realmente resulto exótica, y un poco atolondrada, pero simpática y bien intencionada, además su amor de verano, su primer amor, la acababa de mandar al carajo telefónicamente y estaba con ganas de olvidar sus penas en la pista de baile.
Olvidar sus penas? My ass!!! Tan pronto como entramos a la disco, la damisela en desgracia buscó el lugar mas apartado para rumiar su frustración por una hora. Mientras tanto, en la sección del bar, nosotros nos dedicamos a hacer lo que mejor sabemos, planear nuestra venganza, criticar gente, y soñar con un mundo oscuro donde la gente pueda ser igual (o más) infeliz que nosotros. (Todo eso lo podemos hacer en mi casa y sin gastar ni un quinto, pero bueno...)
Finalmente la pobre despechada (Que por cierto se llama Samia) decidió regresar con nosotros, resuelta, superada con la frente muy en alto y lista para empezar el dancing, con tan buen tino que le toco ver en vivo y a todo color como su dulce amor que horas antes le había dado calabazas, hacia su entrada triunfal al antro acompañado de otra vieja. Al pobre wey se le subieron los nuevos a la garganta y emprendió la graciosa huida.
En ese mismo me monto (digo, en ese mismo momento) la operación “Esta noche voy a brillar” pasó a ser operación “Queremos ver sangre” así que pagamos la cuenta a la velocidad de la luz y comenzamos una búsqueda exhaustiva por todos los bares de la Condesa para darle al sujeto en cuestión un leve adelanto de lo que le espera en el infierno. Al final no lo encontramos, pero vimos a la gran Vania bebiendo con una gorda horrible, y que resultó ser su cuñada.
Decidimos regresar al antro -del que nunca debimos de haber salido- y comenzamos el bailongo, un alemán trato de hacer contacto, pero sintió tan densa la vibra que mejor se fue a sacarle platica a unos chilangos. Después ni con nuestra técnica mortal numero 45 “la bomba de cadera” pudimos hacer que regresara. Incluso hice un baile con una palmera que había por ahí a manera de tubo, el resultado: parecía el oso Balloo del libro de la selva.
Al grito de guerra de ¡Quiero montarme en tu velero! Desiree y yo dimos cátedra de vulgaridad y mal gusto en el baile, con una coreografía que haría sonrojar a Ninel Conde o a la Tesorito, mientras Samia mostraba su asombrosa capacidad pulmonar, llorando como becerra en los baños, auxiliada por una turista de León, que también estaba ardida y, que al final resulto ser su hada madrina.
Sin necesidad de varitas mágicas, canciones cursis o invocaciones satánicas, el hada madrina sacó de su mesa un muñecon español y se lo presentó a Samia, con tan buena suerte que se pasaron teléfonos, e-mail, direcciones y hasta el código de barras, de paso nos presento a todos sus amigos, españoles, argentinos y chilangos con quienes bailamos los últimos éxitos de Luismi, y las canciones de Vaselina, en español e interpretadas por Timbiriche.
Así pues, la gran Samia paso por su primera pena de amor, el sentimiento de abandono y soledad, el dolor de verlo con otra, la emoción de buscarlo para partirle su madre, la alegría de desahogarse con los amigos, el renacer de su autoestima y el encuentro con su amor verdadero, todo eso en menos de 6 horas.
Y claro, Desiree y yo fumamos como murciélagos, bailamos como cabareteras, gritamos como ardidos y regresamos a casa solos, solos, solos.
1 Comments:
Hombre!!
Por una noche me sentí la madre Teresa haciendo labor social por los demás (odio mi vida)...
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