Monday, September 14, 2009

Ella Bailaba Fox Trot


Gentil papillon,
va lui dire
que je l´aime...



A sus 25 años doña Juana Aguilar no tenia novio.
No iba a permitir que ninguno de los morenazos sudorosos que trabajaban como peones en la hacienda "La Xtabay" osaran siquiera verle los tobillos, y en más de una ocasión le soltó una ráfaga de plomazos a algún infeliz que intentó pasarse de la raya.
Debajo de las ricas enaguas con encajes europeos y listones, llevaba un par de botas con punta de acero con las que pateaba mulas ariscas, carretas atoradas y aborígenes rebeldes por igual.
La señorita Lucrecia y la niña Myriam -sus hermanas menores- estaban desesperadas, la tradición indica que no podían casarse hasta que la mayor de las hermanas hiciera lo propio. Y doña Juana no tenía para cuando.
Continuamente hacían fiestas en la hacienda donde invitaban a los solteros más codiciados de la región con la esperanza de que alguno lograra encender la flama del amor en la mayor de las hermanas Aguilar.
"Esta muy prieto", "Es indio", "Es demasiado insulso", "Es arrogante", "Es pobre", "Es negro", "Es aburrido", decía con fastidio doña Juana mientras las hermanas se jalaban los moños y pateaban el piso de la pura frustración.
Una mañana de abril un carromato pasó por el pueblo cargando un novedoso artefacto: una cámara fotográfica. Siendo los Aguilar la familia más prestigiosa de Conkal (y doña Juana la más vanidosa) fue la primera en tomarse la foto, la cual pusieron en el aparador de la farmacia para que todo el pueblo (y los indios) pudieran admirarla.
Sucedió que un joven comerciante de la capital, a punto de morir de chorrillo provocado por la picosa cocina yucateca, quedo prendado de la belleza de la joven de la foto de la farmacia, y en una hábil maniobra se robó la fotografía de doña Juana.
Días más tarde se apareció sin previo aviso en la casa de las hermanas, Doña Juana preparaba el mosquete, mientras Lucrecia y Myriam se arreglaban lo mejor que podían en un tiempo tan limitado.
A punta de balazos doña Juana lo expulsó de la hacienda, diciéndole que el hombre para ella debía ser alto, guapo y con dinero, y que no volviera hasta tener al menos una de esas cualidades.
Esto no amedrento al alocado adolescente quien durante dos años trabajó en el extranjero ahorrando cada centavo para pedir la mano de doña Juana, en ese lapso le mandaba largas cartas las cuales ella recibía con indiferencia primero e impaciencia después, hasta que finalmente aceptó casarse con el.
Mientras lo esperaba en la estación de trenes doña Juana se preguntaba como sería reencontrarse con aquel joven tan anhelado. Dos años fueron tiempo suficiente para que se hiciera una fotografía mental idealizada de su dulce amor y lo imaginaba como un gallardo caballero.
Cuando lo tuvo frente a frente no podía creer que ese indio prieto y chaparro fuera el amor de su vida. La ultima vez que se habían visto ella le vació la escopeta encima y ahora ganas no le faltaban de repetir aquella azaña.
Al pobre hombre le costaron 3 años más reconquistarla.
Finalmente y con 30 años encima doña Juana Aguilar se casó con su primer y único novio. Lucrecia se casó quince días después y Myriam dos meses mas tarde.
El romance les duró 60 años, 5 hijos, 13 nietos y 11 bisnietos hasta que el indómito citadino, mi abuelo, falleció hace 3 años.
Ayer doña Juana, mi abuela materna, lo alcanzó en el cielo.
Conociéndola le dirá "¿Y usted quien es joven?" obligándolo a reconquistarla por toda la eternidad.
La foto que les cambió la vida, la encontré por casualidad hace tres años entre las cosas de mi abuelo cuando buscaba su acta de nacimiento para los trámites del sepelio. Y tal y como lo hizo mi abuelo hace 60 años, la robé...

Mamá juani... siempre te amaré.

5 Comments:

At 9:43 AM , Blogger huesitosdesantos said...

lamento lo de su abuela, pero la historia es bonita, un abrazo

 
At 1:03 PM , Blogger Sue said...

Hermosa la historia. Ese poder tienen las palabras. Especialmente las que quedan por escrito.

 
At 10:38 AM , Blogger crownless said...

Gracias chicos...

 
At 7:24 PM , Anonymous Anonymous said...

Aunque el jucio final nos trate por igual, aquí hay gente de rancio abolengo

(Nachete Cano)

 
At 5:02 PM , Blogger crownless said...

¿Por igual?
Hasta el cielo puede pagarse...
Pregúntale a María Magdalena.

 

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